La cara ocupa la parte frontal de la cabeza. Recibe también otros nombres, tales como faz, rostro y semblante.
Tiene una importancia funcional extrema, pues en ella se alojan los ojos, la nariz, la boca y las orejas para dar los sentidos de la vista, olfato, gusto y oído. El sentido del tacto está también ampliamente representado, sobre todo en los labios.
Más de 30 músculos están alojados en la cara. La mayoría son mímicos, pues manifiestan expresiones y sólo unos pocos son funcionales, participando en la masticación de los alimentos.
El aspecto del semblante es clave en la relación interpersonal, pues bien se dice que "la cara es el espejo del alma".
La morfología facial depende, en buena medida, de la estructura ósea y en menor grado de las partes blandas. Sus proporciones han sido motivo de estudio extenso, como bien refleja la historia del arte en la pintura y escultura de la Antigua Grecia, Roma y durante el Renacimiento. Aunque los cánones de belleza han ido variando con las diferentes culturas, los artistas han querido establecer unas proporciones corporales y faciales ideales que han plasmado en sus obras y que, independientemente de la raza, son reconocidas como atractivas por la mayoría de las personas.
Una de ellas es la llamada divina proporción, conocida también como regla de oro y como número Phi, en honor al escultor griego clásico Phidias. Esta proporción establece una relación matemática constante entre 1,0 y 1,618 (o su expresión recíproca: 1,0 y 0,618). Es muy curioso que se reconozca en múltiples figuras geométricas y en elementos de la naturaleza (como la espiral de un caracol o de una galaxia).
De forma interesante, cuando analizamos rostros considerados atractivos se reconoce la divina proporción entre las diversas partes de su anatomía. A modo de ejemplo citaremos:
- En sentido vertical, la altura del labio superior está en divina proporción con la altura del labio inferior.
- En sentido horizontal, la distancia entre ambas sienes está en divina proporción con la distancia entre ambos cantos externos palpebrales, y ésta a su vez con la anchura de la boca, y ésta a su vez con la anchura de las aletas nasales, y ésta a su vez con la distancia entre ambos lagrimales.
- En la vista de perfil, la longitud de la nariz está en divina proporción con su proyección.
Los estudios antropométricos en extensas poblaciones han permitido definir unas proporciones ideales usadas en la práctica diaria de técnicas como las aplicadas en la ortodoncia, en la cirugía ortognática y en la corrección de malformaciones craneofaciales. Cuando consideramos el campo de la cirugía estética, aparte del mero problema matemático de proporciones siempre es importante un cierto sentido artístico por parte del cirujano.