RECONSTRUCCIÓN DE OREJA

Los defectos del pabellón auricular pueden afectar a toda la oreja o sólo a una parte de ella. Entre sus causas destacaremos las siguientes:

  • Defectos congénitos (malformaciones presentes al nacimiento):
    • Microtia: ausencia de la oreja.
    • Orejas en copa: plegamiento de la parte superior de la oreja.
  • Defectos adquiridos:
    • Secundarios a enfermedades: extirpación por tumores, malformaciones vasculares, etc.
    • Secundarios a traumatismos: amputaciones, quemaduras, desgarros del lóbulo por pendientes o dilatadores, etc.

La cirugía de reconstrucción auricular no corrige los problemas de audición. Sólo sirve para recrear la forma de la oreja y hacer desaparecer el estigma de la deformidad.

Lóbulos desgarrados

Hablamos de desgarro cuando el orificio del pendiente aparece anormalmente elongado o dilatado. Suele ocurrir lentamente, por usar pendientes excesivamente pesados. A veces es completo, es decir, el desgarro llega al borde del lóbulo, que queda dividido en dos mitades. 

El tratamiento del desgarro es siempre quirúrgico y recibe el nombre de lobuloplastia. Se realiza bajo anestesia local, de forma ambulatoria y dura  escasamente 30 minutos. 

Técnicamente consiste en coser el desgarro después de recortar su bordes con bisturí para que pueda suceder la cicatrización. Los puntos se retiran a partir de la primera semana.

Se aconseja esperar dos meses para hacerse una nueva perforación en el lóbulo, a ser posible que no coincida con la cicatriz.

Microtia

La microtia es una malformación congénita por falta de desarrollo del pabellón auricular (hipoplasia). En la mayoría de casos es un problema no hereditario que suele afectar a una sola oreja, aunque también existen casos bilaterales.

El grado de deformación es variable. La forma más frecuente de presentación es la llamada microtia lobular, pues en ella sólo se reconoce el lóbulo. 

Cuando la implantación de la oreja es anómala hablamos de distopia auricular. Lo más frecuente es que esté más baja que la oreja sana, aproximándose al cuello, recordando su origen embriológico a este nivel. 

La microtia puede asociarse a otras malformaciones. Destacan:

  • Atresia auricular. Suele estar presente casi siempre. Consiste en la falta de desarrollo del conducto auditivo externo, del tímpano y del oído medio (cadena de huesecillos). Su consecuencia es una sordera de transmisión.
  • Microsomía hemifacial. Déficit de desarrollo unilateral de la cara. Afecta tanto a sus estructuras óseas como a las partes blandas. A nivel óseo lo más destacado es la falta de desarrollo de la mandíbula. También puede asociarse una parálisis facial. 
  • Síndrome de Treacher-Collins. Malformación bilateral de la cara. Lo más destacado es una falta de desarrollo de los pómulos y la mandíbula junto a una microtia bilateral muchas veces con distopia. 
  • Síndrome oculoauriculovertebral de Goldenhar. Deformidad unilateral que asocia microtia, microsomía hemifacial, tumoraciones quísticas en el ojo y malformaciones en las vértebras cervicales.

Reconstrucción de la microtia con costilla

Técnica quirúrgica de primera elección que reconstruye la oreja utilizando sólo los tejidos del propio paciente. En general, precisa de dos cirugías separadas entre sí seis meses.

Se indica a partir de los 10 años de edad, cuando la caja torácica se ha desarrollado lo suficiente y la oreja contralateral, que se toma como modelo, ha alcanzado su tamaño definitivo. El estudio preoperatorio incluye un TAC torácio para ver el cartílago costal y descartar su calcificación, que podría contraindicar este tipo de cirugía.

Primera cirugía: construcción e implantación de un armazón cartilaginoso

La construcción de un nuevo esqueleto auricular se hace a partir de cartílago, que será tomado de las costillas 6ª, 7ª, 8ª  y 9ª a través de una incisión en el reborde costal. Las diferentes piezas que formarán el armazón se tallan tomando como modelo la oreja sana y se ensamblan entre sí con la ayuda de suturas. Finalmente, a través de una incisión cutánea, se extirpa el cartílago malformado de la oreja micrótica y se sustituye por el nuevo armazón.

Si la implantación de la oreja micrótica es anómala pueden ser necesarias cirugías previas para corregir el problema para garantizar que la oreja reconstruida quede ubicada simétricamente en relación a la contralateral sana.

Segunda cirugía: recreación del surco retroauricular

Con la primera cirugía, la oreja queda enterrada debajo de la piel. Con la segunda cirugía se recrea el surco natural que hay detrás de la oreja.

Este paso es importante pues la oreja se separa de la cabeza y se iguala su proyección con la oreja sana. Además, tener el surco puede ser fundamental si se precisa usar distintos dispositivos tales como unas gafas, una mascarilla o un audífono. 

Para recrear el surco se recorta la oreja por su contorno y se desengancha de la cabeza. Queda una herida que se debe cerrar aportando un injerto de piel tomado de la ingle o del cuero cabelludo. Puede ser necesario añadir más fragmentos de cartílago a modo de cuña por detrás del armazón para mejorar su proyección. 

Técnicas adicionales

Pueden ser necesarias cirugías extras para mejorar el aspecto de la oreja. Cuando la implantación del pelo es baja podría aconsejarse una depilación si algunos pelos cubren la parte superior de la oreja reconstruida.

Pueden completar esta información visualizando los siguientes vídeos. 

Reconstrucción de la microtia con material protésico

Hay otros métodos alternativos de reconstrucción auricular que utilizan implantes sintéticos. 

Armazón auricular protésico con cobertura autóloga

En esta técnica, realizada en una sola cirugía, no hay extracción de cartílago costal pues el esqueleto de la nueva oreja es totalmente postizo. De todos los materiales usados el que mejor resultado ha dado es el llamado Medpor, fabricado a base de polietileno. La cobertura de este implante es compleja pues además de la piel de la zona se debe movilizar también un colgajo de fascia temporal que se cubrirá con injertos de piel

La principal desventaja de usar esta técnica es el riesgo de extrusión y pérdida del implante.

Epítesis auricular

En esta técnica toda la oreja es postiza. Es de silicona y se fabrica en una ortopedia mediante técnicas de anaplastología. Suele plantearse cuando ha fracasado la reconstrucción autóloga. 

Una posibilidad es fijarla a la piel con métodos provisionales tales como adhesivos. Su problema radica en la inestabilidad de la fijación de la oreja a la cabeza. 

Para resolver esto se puede plantear usar técnicas de osteointegración análogas a las aplicadas con los implantes dentales. En una primera cirugía se colocan los implantes metálicos en el hueso. Después de un tiempo para conseguir su fijación, en una segunda cirugía, se exteriorizan los implantes para poder colocar unos pivotes metálicos sobre los cuales ya se puede engarzar la prótesis auricular. 

El uso de una epítesis obliga a una higiene diaria escrupulosa así como a su recambio por una nueva cuando se deteriore con el paso del tiempo (cada dos años aproximadamente).