PEELING QUÍMICO

Peeling es una palabra de origen inglés que significa, literalmente, peladura.

En medicina se llama peeling químico al tratamiento que provoca una descamación controlada de las primeras capas de la piel tras la aplicación de diferentes tipos de ácidos.

Sus resultados se basan en la eliminación de las células de la superficie cutánea y en la estimulación de la renovación tisular.

¿Qué tipos de peelings químicos existen?

Existen tantos tipos de peeling como productos químicos a usar. Cada uno tiene un determinado efecto y una particular capacidad de penetración.

Los agentes más utilizados son el grupo de los alfa-hidroxiácidos (ácido glicólico, ácido láctico, ácido cítrico y otros), los alfa-ketoácidos (ácido pirúvico), el ácido salicílico, el ácido retinoico, el resorcinol, el ácido tricloroacético y el fenol. Pueden aplicarse individualmente o en formulaciones que agrupen a varios de ellos. 

El peeling puede actuar a nivel superficial, medio o profundo. Éste último es el más agresivo, actúa en las capas más profundas de la piel, provoca una descamación más importante y la recuperación es, en consecuencia, más lenta. 

Indicaciones para un peeling químico

Las indicaciones principales son:

  • Fotoenvejecimiento cutáneo: piel atrofiada, seca, con queratosis, manchas y arrugas finas.
  • Alteraciones de la pigmentación. 
  • Tratamiento de diversas enfermedades de la piel como el acné y sus secuelas, la queratosis seborreica y otras.

Limitaciones de un peeling químico

Ningún peeling detiene el proceso de envejecimiento. Por ello, siempre son necesarias sesiones de mantenimiento para mantener los resultados.

Un peeling renueva la piel pero no elimina las arrugas de expresión ni las debidas a la flaccidez de la piel.

Las lesiones ubicadas en las capas más profundas de la piel difícilmente mejoran con un peeling químico.

En los casos de tratar hiperpigmentaciones, es muy importante la protección solar estricta tras el tratamiento para evitar su recidiva.